Mérida: entre las cinco ciudades más caras de México
Mérida ya no es la ciudad accesible que conocimos: hoy aparece entre las cinco más caras de México según comparativos 2025 de costo de vida. Renta por las nubes, alimentos y servicios inflados y un poder adquisitivo por debajo de 40 puntos pintan el cuadro completo. ¿Cómo llegamos aquí? Treinta años de gobiernos panistas apostando al escaparate antes que al bolsillo del meridano: gentrificación a todo vapor, turistificación sin control y políticas hechas para el visitante con dólares, no para quien se gana la vida en pesos.
El resultado está a la vista: colonias tradicionales convertidas en “zonas premium”, vivienda convertida en mercancía de corto plazo, Airbnbs sustituyendo hogares y comercios de barrio expulsados por la renta. Mientras tanto, el presupuesto se va en propaganda e influencers de papel, alfombras, foros y en giras al extranjero que no aterrizan en mercados con precios justos o servicios que funcionen. La ciudad se volvió negocio para unos cuantos y cuesta arriba para la mayoría.
Si algo dejó esta era blanquiazul es un neocolonialismo urbano: el suelo se cotiza para el de fuera, y el de aquí paga la cuenta con trayectos más largos, salarios estáticos y recibos que no perdonan. Mérida no “se volvió” cara por accidente: la encarecieron con decisiones públicas. Toca revertir la receta: tope a la conversión masiva de vivienda a hospedaje, parque de renta social, compra de suelo para vivienda accesible, regulación de plataformas, transporte digno y transparencia total en el gasto de comunicación y viajes. La ciudad debe volver a pertenecer a quienes la sostienen todos los días.


