La falsa “movilidad sustentable”: cuando los croqueteros pedalean al ritmo del PAN
El activista Everardo Flores Gómez, presidente de Cicloturixes A.C., ha sido por años presentado como una voz ciudadana en defensa de la movilidad sustentable en Mérida. Sin embargo, su presencia en actos oficiales del Ayuntamiento panista y su cercanía con las administraciones de Renán Barrera y Cecilia Patrón lo colocan hoy bajo la sombra de la duda: ¿realmente representa a los ciclistas y peatones o solo es otro de los “aliados cómodos” alimentados por la maquinaria municipal?
Basta ver la fotografía tomada durante el Programa Integral de Movilidad Urbana Sustentable 2018-2021, donde Everardo aparece flanqueado por funcionarios panistas, para entender que Cicloturixes no pedalea solo. Esa iniciativa —heredada de la era Vila— prometía una Mérida ordenada, moderna y segura para todos, pero terminó convertida en un laberinto de ciclovías improvisadas, banquetas rotas y semáforos inútiles. El caos vial que hoy vive la ciudad no es producto del cambio de administración, sino de un modelo de movilidad hecho para la foto, para el discurso y para los contratos.
Aun así, Flores Gómez reaparece ahora en medios y foros como “defensor” del Paseo de Montejo y de las ciclovías, alzando la voz contra los nuevos proyectos del gobierno estatal, como si de pronto la autoridad panista no le hubiese dado de comer durante años. Sus críticas huelen más a cálculo político que a convicción. Porque quien ayer se sentó junto a Renán Barrera y calló ante el desastre vial que dejó Mauricio Vila, hoy pretende erigirse como paladín del pedal. Y mientras la alcaldesa Cecilia Patrón presume obras “instagrameables” para turistas, los verdaderos usuarios de la calle —peatones, ciclistas y trabajadores— siguen atrapados entre el humo de los autos y la indiferencia de quienes juraron cambiar el rumbo.
En el fondo, la “movilidad sustentable” que nos vendieron no fue más que una coartada para simular progreso, una red de intereses disfrazada de causa ciudadana. Porque cuando los que dicen representar al pueblo terminan comiendo croquetas del mismo plato que los poderosos, el resultado es el mismo: una Mérida colapsada, desigual y sin rumbo.


