El gordito panista que se tragó la UGROY: 160 millones y ni un gramo de vergüenza
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Hace unas semanas, Esteban Abraham Macari se puso el chaleco de “hombre del pueblo” y salió a bachear bajo el solazo, sonrisa de comercial y cubeta en mano, copiándole la jugada a la tía Ceci. Quería borrar con chapopote los años de señalamientos, pero el oriente yucateco tiene buena memoria: los ganaderos que se quedaron sin apoyo, sin alimento para el ganado y con deudas hasta el cuello saben perfectamente quién mandaba en la UGROY cuando empezó a faltar la lana.
Ni los cerdos en el chiquero tienen tan malas mañas como este panista cínico: falsificó firmas (¡hasta la de Wilmer Monforte!), metió productores fantasma, repitió proyectos como loro y se hizo humo con 160 millones de pesos de Seder. Una máquina de silos de 20 millones desapareció, los microcréditos se quedaron en sus bolsillos y la UGROY se convirtió en su caja chica personal para campañas de “indígena adoptado”. Hoy 300 ganaderos siguen sin pasto mientras él presume rancho y camionetota.
Ahora el gordito ya no posa con pala, posa con miedo. La Fiscalía le huele el rabo y la sonrisa se le bajó sola. Que siga subiendo videos de Santa Claus del asfalto, pero los productores ya no compran cuentos: quieren sus 160 millones de vuelta y que Macarito explique con facturas, no con selfies, dónde quedó el dinero del campo.
¡Porque con chapopote no se tapa un desfalco!


