El cinismo ya alcanzó nivel académico.
Mientras Mérida se hunde entre baches, clausuras y un caos urbano sin control, la alcaldesa Cecilia Patrón presume su “trabajo internacional” desde Bruselas y Mauricio Vila muestra sus estudios de macroeconomía desde Harvard. Todo con dinero que, directa o indirectamente, proviene del esfuerzo del pueblo meridano. Es una afrenta para quienes lidian día a día con calles intransitables, negocios clausurados y una ciudad que se desmorona, mientras los panistas de siempre disfrutan de viajes y privilegios que solo alimentan su desconexión con la realidad.
Resulta insultante ver a quienes durante tres décadas han saqueado, manipulado y desprestigiado a Mérida, comportarse como si fueran los salvadores de una ciudad que ellos mismos hundieron. Mientras la “tía Ceci” se toma selfies en Europa y Vila presume sus apuntes, los ciudadanos enfrentan una administración que no escucha, no resuelve y solo cuida sus intereses personales. La educación de lujo no se traduce en servicio público, sino en soberbia política. Y queda claro: Mérida les queda demasiado grande.
