Consejo Azul, Corrupción Blanca: el PAN Yucatán se hunde entre dedazos, compadrazgos y queridas del poder
Lo que el PAN llamó Asamblea Estatal el domingo pasado fue, en realidad, una función de circo con boletos reservados para familiares, amantes políticas y operadores de la cúpula azul. Renán Barrera, Mauricio Vila y Cecilia Patrón movieron los hilos desde la sombra para asegurarse de que el nuevo “Consejo Estatal” quedara exactamente como lo querían: lleno de incondicionales, pagadores y lamebotas. No hubo democracia ni sorpresa, solo dedazos, arreglos de pasillo y sobres discretos.
El evento, lejos de fortalecer al partido, evidenció la podredumbre interna.
Los consejeros “designados” son los mismos nombres reciclados de siempre: los besamanos, los besa pies, las Valladares, las Sánchez Roca y hasta las Centeno, madre e hija, que ya no ocultan su fidelidad a los patrones que las usan como fichas de adorno. Dicen los propios panistas que para aparecer en esa lista hay que soltar al menos 4,000 pesos, y luego seguir pagando para las camisas, sombrillas y “recuerditos” de campaña. Todo se compra, todo se vende.
Mientras tanto, figuras como Diana Canto Moreno solo estuvieron para vigilar que el teatro saliera bien. Nadie quería cámaras, nadie quería aplausos, porque saben que el consejo está podrido desde su raíz. Y aunque celebran la caída de viejos nombres como Kathia Bolio sigue rondando los pasillos del PAN, arrastrando consigo el hedor político a pulpo podrido que el partido intenta tapar. Al final, lo del domingo fue más de lo mismo: una pelea entre los operadores de Cecilia, Renán y Vila por ver quién será el titiritero mayor del desastre azul y su forma tan ruin de colocar a sus chupa boxers más experimentados.


