Mauricio Vila: Del “Gobernador Ejemplar al exilio dorado en Boston
Si alguien supo venderse como “milagro yucateco” mientras el estado se llenaba de heridas profundas, fue Mauricio Vila Dosal. Durante años se proyectó como el panista pulcro, adorado por encuestadoras y protegido por la élite empresarial, mientras en Yucatán se acumulaban denuncias por corrupción, mafia inmobiliaria, despojos, endeudamiento y violaciones a derechos humanos. Hoy, lejos de esa realidad, el exgobernador señalado por millonarios desvíos presume ponencias sobre “desarrollo y futuro de México” en Harvard, como si no dejara atrás un estado con crisis de vivienda, gentrificación y comunidades mayas arrinconadas.
De acuerdo con información difundida en redes y medios, Vila vive ahora en Beacon Hill, una de las zonas más exclusivas de Boston, pagando alrededor de 3,500 dólares mensuales de renta, algo impensable para cualquier yucateco promedio. Ese estilo de vida de lujo contrasta con la narrativa panista de “orígenes humildes” y “austeridad moral”. Mientras se toma la foto en salones de clase de élite, siguen pendientes las acusaciones por redes de empresas fantasma, desvíos en áreas como turismo, salud y pensiones, además de la devastación territorial asociada al boom inmobiliario que encareció la vida en Mérida y empujó a muchas familias hacia la periferia.
El legado político de Vila no es solo un PAN debilitado: es un estado fracturado entre la postal que se vendió al país y la realidad que viven miles de yucatecos. La gentrificación, las tierras en disputa, las deudas públicas y la sensación de impunidad se quedaron aquí; él, no. Mientras el exmandatario habla en Estados Unidos de “buen gobierno” y “modelo Yucatán”, en casa todavía se pagan las consecuencias de un sexenio que muchos describen como el origen del derrumbe panista. Yucatán quedó con la cuenta; Vila, con la vista a Harvard.


