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Cobro Azul en los tianguis: Ceci aprieta, los tianguistas ponen el cuello

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En Mérida se montan entre 45 y 50 tianguis cada semana, con cerca de 3,940 tianguistas que viven al día entre puestos de ropa, comida y chácharas. Para ellos, el incremento en derechos de piso no es teoría, es golpe directo al bolsillo. El propio Cabildo exhibió el truco: un carrito de 2 m² que legalmente debería pagar alrededor de $311.85 pesos al mes, terminó pagando más de $2,262.80 con el esquema de 10 UMAs por metro cuadrado, un aumento de 625%, aplicado además durante cinco meses pese a que la ley ya había cambiado. Eso tiene otro nombre: cobro indebido al amparo del Ayuntamiento.

Mientras tanto, Cecilia Patrón se recarga en sus empresarios y medios croqueteros para vender el cuento del “orden” y del “bienestar” en los tianguis. Hay alrededor de 50 mercados sobre ruedas que se vuelven laboratorio de control político: a varios vendedores los presionan para salir en cámara hablando maravillas del Ayuntamiento, y la amenaza corre de boca en boca: quien no se presta al show panista termina arrumbado “en el rincón más oscuro del parque” o con el permiso en la cuerda floja. Voceros forzados, cuentas infladas y una estructura de inspectores que muchos tianguistas describen como “mafia de cobros” con talonario oficial.

El miedo en el PAN huele a cierre de ciclo. Saben que ya no son la fuerza que eran y que viene elección grande, así que cada peso que sale de los puestos y de los tianguis huele más a propaganda que a servicio público. Con casi cuatro mil familias dependiendo de esos espacios, la jugada es clara: exprimir al ambulantaje para financiar campañas mientras se usa a opinadores y empresarios al estilo Gastón Lámbarry como correa de transmisión del discurso oficial. El pueblo paga el derecho de piso… y la campaña azul también.