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Premio para los intocables: la Ruta Limpia que huele a impunidad

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Mientras en redes presumen diplomas y “orgullo municipal”, en Aseo Urbano Poniente arde el basurero político. Trabajadores denuncian que Mildre Inés Sánchez Villagrán y Ernesto Dzib Avilés controlan el área como feudo: ausentismo impune, maltrato, amenazas, negación de insumos básicos (guantes y bolsas), e incluso la orden de cargar animales muertos en los mismos camiones donde viaja el personal. Hay acusaciones de romper documentos oficiales y de operar “listas” de consentidos que firman sin trabajar a cambio de moches. Todo esto, dicen, bajo el cobijo de la cúpula panista. ¿Respuesta del Ayuntamiento? Foto, premio y silencio.

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Las quejas no son nuevas. Al coordinador de campo Ernesto Dzib lo señalan por prepotencia y por “fiestas” en horario laboral dentro de la base poniente; a quien lo denuncia—aseguran—lo hostigan o lo mueven de zona. Cuando llegó un nuevo jefe, la plantilla lo recibió con protesta: pedían la salida de Mildre y Ernesto. Nada cambió. Por el contrario, trascendió que salieron de la administración pasada con sueldos “engordados”. Y en medio de ese hervidero, la alcaldesa Cecilia Patrón Laviada aplaude un galardón nacional para “Ciudad Limpia 360 – Ruta Limpia”, como si un trofeo tapara bolsas rotas, maltrato y corrupción cotidiana.

El hartazgo ciudadano es claro: no queremos cortinas de humo ni premiaciones a modo, queremos investigación seria e inmediata. Exigimos auditoría laboral y operativa (asistencia, rutas, compras, bitácoras de reportes), suspensión temporal de los señalados mientras se indaga, protocolos contra acoso con protección a denunciantes y sanciones públicas—con nombre y cargo—para quien resulte responsable. Mérida no necesita más “selfies” con reconocimientos: necesita un servicio de limpieza que respete a sus trabajadores y a la ciudad.

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