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Paseo Montejo y los croqueteros del caos: Ahora gritan lo que callaron con Vila

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El llamado “rediseño vial” del Paseo de Montejo ha encendido nuevamente los reflectores, pero esta vez no por la planeación urbana o el bienestar de la gente, sino por el ruido mediático de los viejos croqueteros de Mauricio Vila, que hoy lloran lo que antes celebraban. En sus tiempos de abundancia, esos mismos medios chayoteros aplaudían cada bloqueo vial y cada jardín mal puesto con titulares dorados: “Vila impulsa la movilidad urbana”, decían mientras los ciudadanos se tragaban horas de tráfico. Hoy, con el nuevo gobierno apostando por una verdadera reestructuración en beneficio del pueblo, los que antes callaban ahora se desgarran las vestiduras, hablando de “sacrificio ecológico” y “daño social” para justificar sus bolsillos vacíos.

La realidad es clara: el caos vial que dejó el vilismo fue monumental. Los arriates mal diseñados, los embudos frente a escuelas como la Modelo y una ciclovía más ornamental que funcional son legado directo de un gobierno que priorizó la foto sobre el flujo. Los empresarios que ahora se dicen “preocupados” por el Paseo de Montejo son los mismos que se opusieron a la ciclovía en 2021 y que aplaudían cada gasto inútil con tal de mantener sus contratos. Hoy, el proyecto se abre a la consulta pública y busca equilibrio: mejorar la vialidad sin eliminar espacios seguros para peatones y ciclistas. Pero, claro, los que vivían del chayote no soportan ver un gobierno que escucha al pueblo y no a los hoteleros.

Mientras los opinadores a sueldo gritan por redes y “preocupados” de café se rasgan las camisas de lino, el nuevo enfoque busca ordenar, no dividir. Es momento de escuchar a todos: peatones, ciclistas, conductores, vecinos y comerciantes. No más rediseños hechos a espaldas del ciudadano, no más obras para la foto. Y si hablamos de sacrificios ecológicos, recordemos quién taló árboles históricos en la Plaza Grande sin una palabra de esos mismos medios. Porque cuando Vila destruyó el corazón verde de Mérida, ellos callaron. Hoy, cuando el gobierno trabaja por el bienestar real del pueblo, ladran… porque se acabó el plato de croquetas.