¡Pero los baches en todos lados que esperen… Primero Europa!
Mientras Mérida padece baches, basura y trámites que huelen a castigo, la primera edil presume postales desde Bélgica: selfies, pulgares arriba y sobremesa abundante. Las imágenes del viaje hablan solas: turismo institucional con sonrisas de brochure, mientras acá la gente solo quiere tenerla cerca para reclamar lo básico. Vaya, vaya: parece que a la “chula” no le bastó con tirarse a la belga; ahora la narrativa oficial intenta vender “conectividad y cercanía” con yucatecos en el extranjero… pero en casa lo que abunda es el hartazgo.
El gasto luce innecesario cuando el municipio enfrenta denuncias nacionales y un mantenimiento que hace agua por todos lados. La comitiva posa feliz en plazas europeas y salas de comida, y en Mérida las cuadrillas no se dan abasto tapando hoyos que reaparecen a la primera lluvia. Para completar el circo, sus 8 gatos “salen a marchar” y juran que la calle es del PAN; la realidad es otra: hay que acomodar la cámara para que no se note el vacío. El partido huele más a camposanto que a proyecto… y la ciudad paga la cuenta.
El libreto se repite: foto cerrada, boletín eufórico, promesa futura; cero datos de cuánto costó el periplo, qué acuerdos firmes se trajeron o en qué fecha se verán resultados aquí, en la colonia y en la comisaría. Lo que sí se ve es una administración ocupada en producir espectáculo y una ciudadanía ocupada en producir paciencia. Entre postales europeas y banquetas rotas, queda claro que el show no rellena baches ni barre calles: eso se hace con trabajo en territorio, licitaciones transparentes y cuentas claras… no con turismo de alto perfil.
Si el argumento es “atraer recursos”, que lo demuestren con contratos públicos, cronogramas y beneficios medibles en Mérida —no con likes desde la Grand Place. Porque la política no es pasarela: es servicio. Y hoy, la postal que más urge no está en Europa… está en cada cuadra que exige respeto y resultados.


